martes, 21 de octubre de 2008

Dios existe.

Ciega cansada e insomne. (qué pimche raros son esos adjetivos descalificativos aquí)
Justo antes de desfallecer, después de una caída olimpica (y silenciosa). Después de que la vida me escupe en la insignificancia de mis problemas, pedir perdón...
Y Dios abre el cielo para que vuelva a ver ese rayito de luna caminando hacia mí.
Yo sé que existes, Señor.
Siempre me has acompañado, aunque me empeñe en no hacerte caso.
Gracias por nunca dejarme caer de tus manos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Ves? primero esto y luego esa llamada en el metro....

Que nunca se te olvide!!!!

luvya chips!