miércoles, 3 de junio de 2009

Arturo...

Es el nombre de mi papá.
Es un nombre emblemático porque representa la prohibición, el enojo, la amargura, el odio, la certeza de la infelicidad. La fealdad y la intolerancia, el miedo.
¿Cómo es posible que por un evento fortuito las cosas cambien?
¿Es posible que un día llegue alguien llamado Hitler y su nombre signifique santidad?
Tal vez es posible.
Un nombre es como la señal que amarra la idea a la tierra.
Canciones de redención...
Es increíble como una mirada, un silencio, el hecho de permanecer despierto, atreverse a hacerlo en vez de permanecer quieto, o quedarse muy muy quieto puede cambiar la forma en la que los acontecimientos ocurren.
Cada día lo comprendo de una forma distinta.
Y "Arturo" me lo acaba de enseñar de una forma completamente nueva. Tal vez haya algunas cosas que sean ciertas.
Si nunca te hubiera conocido, tal vez nunca te habría visto llorar. (nah, nunca he visto llorar a mi papá xD)
Si no hubiera sido por nuestro primer "hola" nunca nos habríamos dicho adiós.
Si nunca te hubiera abrazado, no habría mostrado mis sentimientos jamás...

Si la culpa de las cosas que hago pudiera materializarse en cilicios, en este momento mi cuerpo estaría reducido a carne llagada en flor.
Entre mis nocturnancias erotizantes gomórricas, mi pluralidad de palabra, la falta de sueño, el miedo al exámen, mis emociones mezcladas, y sobre todo, la deslealtad fatigosa a la que someto mi alma en este momento, mi alma no conoce el descanso.