miércoles, 17 de diciembre de 2008

El arte de cagar

Bueno, ya saben que me encantan las inmundicias, y las escatofilias. Además, si ya existe el arte de amar, el arte de la guerra, el arte del zexo, y una infinidad de artes vulgares y sumamente menores, creo, y me considero la persona indicada para comenzar la revolución defensora pro-mierda, y escribir el arte de cagar.
También considero que debería haber una ética de la mierda e incluso un edicto del buen cagar.

Por lo mientras me conformaré con el arte del cago.

Si uno no caga, se tapa. Si se tapa uno, huele raro. Si uno huele raro, la gente no se le acerca. Si la gente no se le acerca a uno, luego, es solitario. Ser solitario vuelve a la gente antisocial. Ser antisocial es el preludio del vandalismo. El vandalismo es la base de la destrucción de la sociedad. La destrucción de la sociedad es el cáncer del mundo. Luego se vuelve uno cancerígeno por no cagar.

Como sea, el cago es un arte. Hay que cuidar la postura. Las ganas. La consistencia. La pujanza a la hora del destripe. Y principalmente, la no columpiatura del tamarindo... ah guácala eso es lo más desagradable que puede ocurrir. Si no sale todo de una vez, el disfrute no es completo.

Pero ahorita ya terminé de cagar, mejor escribo otro día que esté más inspirada de letras y menos de descomencia, voy a terminar mi ensayo magistral, junto con la comprobación de por qué a Bush le apesta la boca (ampliamente relacionado con el hecho de que tiene el cerebro lleno de mierda).